Amanda van Mierlo (1993, Heerlen, Países Bajos). En las clases de pintura a las que asistía desde que era una niña, siempre le llamó la atención el pouring, pero no le dejaban utilizar esta técnica. Años más tarde, investigando sobre este medio, descubrió la resina y decidió comenzar su investigación con diferentes materiales, añadiendo también pigmentos. Quiso romper con los límites que le daban los soportes y decidió crear unos propios, para que sus obras no tuvieran principio ni fin.
El resultado de sus trabajos es una mezcla de distintas técnicas de arte fluido en las que el azar -un azar controlado- genera unas obras en las que jamás se conseguirá un resultado igual, ya que es imposible que pueda hacerse una copia con esta técnica. Amanda se ha especializado en este sistema y lo que más le apasiona es no poder descubrir el resultado final hasta que seca por completo, porque hasta ese punto no queda tal y como podremos verla de forma definitiva, convirtiéndose así en una espectadora más de su propia obra.