Paco Lafarga (1977, Zaragoza). Se enfrenta a su oficio como si cada cuadro fuese el último y eso explica su forma de trabajar y de vivir la pintura. Paco Lafarga es ante todo pintor, con todo lo que eso conlleva, pintor figurativo, que interpreta la realidad, la crea, la compendia y la traduce a su modo, pero también es dibujante, a veces de minúsculos formatos, dibujos pequeños que invitan a la intimidad. Uno percibe que viene de clásicos incuestionables, de Rembrandt, quizá sea el pintor que le embruja, o de Goya, o de Antonio López, ha asistido a talleres con el artista, y ante todo de Golucho, maestro de poesía y vida para Paco, artista determinante en los comienzos de su trayectoria, el impulso necesario para dedicarse a la pintura, un privilegio el haber compartido con él. Lafarga trabaja por intuiciones, arriesga, inventa, improvisa y ensaya, en cuerpo y alma, sin fechas, la meta es el propio camino.